El proyecto

Iniciativa

La iniciativa Slowlight es un nuevo movimiento hacia la iluminación pública sostenible que nace del conocimiento y trabajo compartido de un grupo de ciudadanos comprometidos con el medio ambiente, la ingeniería municipal y los objetivos de desarrollo urbano sostenible hacia una meta común: La creación de mejores territorios, ciudades y pueblos a través de la luz.

Foto cortesía de: Alfredo Madrigal

Objeto

La iniciativa Slowlight persigue obtener mejores entornos a través de la luz, tanto en el ámbito urbano como rural, mediante la creación de espacios nocturnos en armonía, en los que la noche recupera protagonismo, a través de una iluminación calmada, inteligente, saludable, sostenible, confortable y emocional, donde tanto la luz como la oscuridad son protagonistas en el diseño técnico de la escena nocturna. Está orientada a la ciudadanía, a las administraciones públicas con capacidad de gestión medioambiental y de iluminación, y al sector empresarial de iluminación técnica, fabricantes, ingenierías y empresas instaladoras, propiciando una nueva cultura de iluminación pública pensada para la ciudadanía, alineada con los objetivos de la agenda urbana 2020-2030, cuya meta es conseguir mejores ciudades a través de la luz, contribuyendo a reducir el grave problema medioambiental de la contaminación lumínica, favoreciendo la transición energética hacia una descarbonización de la economía y un uso responsable de los recursos. La Iluminación calmada y sostenible supone un menor consumo energético y una menor huella de carbono, proporcionando un entorno más confortable y más saludable para la ciudadanía y el medioambiente.

Nueva cultura de iluminación

Celebrando el día internacional de la luz y el nacimiento de la iniciativa Slowlight en defensa de una gestión pública sostenible de las redes de alumbrado, con objeto de sensibilizar a la ciudadanía, al sector empresarial y a los diferentes entes públicos sobre la necesidad de promover un uso racional de la luz, promulgamos los principios básicos esenciales para una nueva cultura de iluminación, un cambio de enfoque hacia la sostenibilidad global que permita recuperar la noche en las ciudades. Este cambio de enfoque se plantea desde el conocimiento compartido, con una amplia visión técnica y administrativa de la ingeniería municipal, del sector de la iluminación técnica y conscientes de la complejidad y extensión de los problemas estructurales que afectan al sector, así como del a problema de la contaminación lumínica gracias al aprendizaje adquirido de la comunidad científica, al objeto de iniciar una desescalada en sus valores e impactos perjudiciales.

Estrategia Slowlight: Espacios nocturnos en armonía.

La iniciativa Slowlight persigue obtener mejores entornos a través de la luz, tanto en el ámbito urbano como en el rural, creando espacios nocturnos en armonía, en los que la noche recupera protagonismo, gracias a una iluminación calmada, inteligente, saludable, sostenible, confortable y emocional, donde tanto la luz como la oscuridad son protagonistas en el diseño del paisaje nocturno. Está orientada a la ciudadanía en general, a las administraciones públicas y privadas con capacidad de gestión medioambiental y de iluminación en el plano estratégico y ejecutivo, y al sector empresarial de iluminación técnica que engloba a todos los integrantes de la cadena de valor, fabricantes, ingenierías y empresas constructoras e instaladoras entre otras, propiciando una nueva cultura de iluminación pública.

Comparativa de iluminación

Beneficios de la iniciativa Slowlight

La iniciativa Slowlight está alineada con los objetivos de la agenda urbana 2020-2030 y contribuye a reducir el grave problema medioambiental producido por la contaminación lumínica, favoreciendo la transición energética hacia una descarbonización de la economía y un uso responsable de los recursos. La Iluminación calmada y sostenible supone un menor consumo energético, ahorro de costes y una menor huella de carbono, proporcionando un entorno más confortable y más saludable para la ciudadanía y respetuoso con la biodiversidad.

Efectos de la luz en los seres vivos. Luz natural y luz artificial

En el ciclo de iluminación natural determinado por el día y la noche, la variación de la cantidad de luz y su variación espectral a lo largo del día, así como su ausencia en la noche, determinan toda una serie de respuestas fisiológicas en los seres vivos que se consideran clave para su desarrollo y supervivencia y cuyo conocimiento proviene de la cronobiología.

La luz, independientemente de su origen natural o artificial, genera efectos visuales y no visuales en todos los seres vivos, que necesitamos una exposición cíclica, rítmica, a ciertos patrones de iluminación adecuados para regular nuestros procesos fisiológicos. Por el contrario, la exposición repetida a patrones inadecuados de luz y oscuridad o a la exposición a una iluminación artificial inadecuada, tanto de día como de noche, producen efectos perjudiciales para la salud. La exposición a un tipo de luz, espectralmente concreto en diferentes franjas horarias del día, y a la oscuridad en la noche, es uno de los principales mecanismos de regulación circadiana de los seres vivos. En este sentido, cada especie nocturna o diurna está adaptada a su entorno natural y será sensible a ciertas bandas espectrales, por lo que la luz artificial en la noche afectará de un modo diferente a cada especie, tal como acreditan ya numerosos estudios en biología.

En lo relativo al ser humano, existen ya suficientes evidencias científicas que acreditan que la luz artificial a la que estamos expuestos, tanto de día como de noche en nuestros hogares, centros de trabajo, espacio público, etc. tiene influencia en nuestra salud y bienestar, afecta a nuestros ritmos circadianos y por ello a nuestra salud, psicología y fisiología. La luz artificial inadecuada o mal utilizada, caracterizada por su dirección, intensidad o composición espectral, es una forma de contaminación y por tanto es nociva para el ser humano, incluso con pequeños tiempos de exposición.

Los ecosistemas naturales no necesitan luz adicional por la noche y deben permanecer oscuros, contando sólo con la iluminación natural nocturna aportada por la luna, estrellas y demás astros celestes. La luz artificial en la noche (Artificial Light at Night, ALAN) es una forma de contaminación, pues produce una alteración en el ciclo natural de luz y oscuridad, en la calidad del cielo nocturno y por tanto en el medio natural, afectando a la biodiversidad no solo a nivel local, sino a centenares de kilómetros de distancia. Debe por tanto ser gestionada con responsabilidad.

Las alteraciones por el brillo de los paisajes nocturnos debido al uso de luz artificial por la noche están creciendo globalmente de un modo muy rápido, tanto en iluminancia como en extensión territorial, tal como atestigua el Lighting Pollution Map que se nutre de imágenes nocturnas de satélite procesadas y ofrece información veraz sobre el rápido aumento de esta forma de contaminación a nivel mundial.

Iluminación pública. Competencias y obligaciones de las administraciones públicas

El respeto por el medio ambiente, la biodiversidad y la salvaguarda de los derechos de la ciudadanía son obligaciones de las administraciones públicas.

La prestación del servicio de iluminación pública en la noche es competencia esencial de la administración local.

El derecho al descanso, a un entorno saludable y a la contemplación de un cielo nocturno no contaminado son derechos fundamentales de la ciudadanía.

Las administraciones públicas, haciendo uso de sus potestades y bajo los principios de una gestión responsable deberán promover un marco regulatorio asociado al control de todas aquellas actividades que causen cualquier tipo de prejuicio al medio ambiente o a la salud. Deberán, asimismo, promover un catálogo de normas y actuaciones encaminadas a extender la protección de la noche y el respeto por el cielo oscuro, que hasta la fecha se ha desarrollado con cierta intensidad sólo a pequeña escala, en hábitats protegidos, asociado a especies en extinción, zonas de gran interés paisajístico, natural o astronómico entre otras.

Por todo ello, se considera una obligación de la administración pública la prestación del servicio de iluminación pública a través del diseño y gestión sostenible de redes de alumbrado, ofreciendo a la ciudadanía una iluminación integradora y respetuosa con el medio ambiente y la biodiversidad, entendida como aquella que integra los efectos visuales y no visuales de la luz, dentro del marco tecnológico, científico y de innovación integrados en la cadena de valor del sector de iluminación técnica.

De la iluminación pública a la contaminación lumínica

En materia de iluminación pública, consideramos la luz artificial en la noche como una fuente de contaminación en sí misma que denominamos contaminación lumínica. Pese a su consideración como agente contaminante, entendemos que la iluminación es un elemento necesario para la sociedad y por ello debe diseñarse y gestionarse con responsabilidad.

La iluminación, bien diseñada y utilizada, pese a ser considerada un agente contaminante, se considera un recurso de interés esencial para las administraciones públicas, generando valor añadido para las ciudades y pueblos, independientemente de su tamaño, contribuyendo a una mejora de la calidad de vida de la ciudadanía y a la generación de entornos seguros y felices, que contribuyen positivamente al desarrollo emocional, social, económico y cultural de los seres humanos.

Por el contrario, la iluminación pública mal diseñada y utilizada agravará sus innumerables efectos perjudiciales para la salud humana, la biodiversidad y el medio ambiente. Puede ser molesta, incómoda, deslumbradora, contaminante y además representar un gasto energético importante y un derroche de recursos. Afecta negativamente a nuestra salud, a nuestro estado de ánimo y bienestar, a la calidad en el descanso y en el sueño, y a nuestra regulación hormonal, produciendo un envejecimiento acelerado entre otras afecciones.

Cuando hablamos de iluminación en el espacio urbano encontramos, además de la iluminación pública, otras fuentes privadas de luz a las que ha de aplicarse también el concepto de gestión responsable, sostenibilidad y regulación de emisiones contaminantes por parte de la administración local. Por su número y rápido crecimiento destacan las instalaciones que utilizan luz como reclamo publicitario: vallas, monopostes, letreros, pantallas, etc. que se consideran especialmente contaminantes desde el punto de vista lumínico. Destacan también en este sentido, la iluminación de monumentos, iluminación interior y exterior de edificios, instalaciones deportivas, etc.

En la actualidad, la contaminación lumínica, al igual que otras formas de contaminación, es un fenómeno enormemente extendido a escala global, constituyendo un problema transversal a la sociedad, con vectores ambiental, económico y social de gran impacto, cuya desescalada se considera una cuestión urgente e inaplazable. En materia de iluminación pública y del mal uso de la luz, las administraciones son parte del problema y parte fundamental de la solución, ya que gran parte de las redes de iluminación son de titularidad pública.